Inmersos en un profundo y vital proceso de profesionalización, el mundo del fútbol necesita expertos muy preparados, con ganas de optimizar la gestión de los clubes y aportar una visión estratégica.
Mi nombre es Luis Barrachina. Trabajo en el departamento de comunicación del Getafe Club de Fútbol como Community Manager. Además de crear contenido, doy apoyo a la estrategia digital del club y participo en la gestión de los datos de los aficionados mediante Salesforce Marketing Cloud y Microsoft Power BI. De vocación, periodista. Me marché de mi Valencia natal para crecer profesionalmente y especializarme en marketing deportivo y fan engagement junto a LALIGA Business School y el Barça Innovation Hub. |
Se trata de una ruptura con el pasado, cuando las decisiones se tomaban en función de los resultados deportivos y se contrataba a “personas que sientan nuestros colores”. Ha llegado el momento de apostar por ese talento que aporte un valor añadido si queremos crecer como empresa y aspirar a la excelencia.
Tres grandes retos debería abordar nuestra industria para dar un salto de calidad.
1. Planificación y objetividad.
Cada departamento de cada club, federación o liga necesita UN PLAN. Parece obvio, pero no lo es.
Necesitamos planificar y sentar las bases de nuestras acciones, darle un sentido útil a ellas para que todos los empleados sepamos cuál es el objetivo último de nuestro trabajo.
– ¿Por qué hago esto y para qué sirve?
Es fundamental saber cómo estoy ayudando a la empresa para seguir motivado.
Por supuesto, todas las áreas debemos estar alineadas con el plan estratégico de la entidad y abandonar aquellos egos extemporáneos porque fuera del césped, los profesionales del fútbol también somos un equipo. El trabajo colectivo y la constancia son la clave para no caer en la tentación de cambiar de criterio cada poco tiempo de manera subjetiva.
El ensayo y error no es malo, pero no podemos matar moscas a cañonazos. Hay que implantar una metodología optimizada de trabajo basada en la planificación, la asignación de roles, la fijación de objetivos, la medición de resultados, el análisis de datos y la corrección. Hay que apostar por la especialización. Solo así podemos mejorar. Es lo mismo que ocurre en el terreno de juego, ¿verdad?
2. Igualdad y relevo generacional
Posiblemente el gran debe de nuestra industria. Cualquier empresa está obligada a adaptarse a los cambios sociales, pero el fútbol parece seguir otras reglas. Mientras que en la calle hay un consenso sobre la condena de la violencia, el machismo, el racismo o la homofobia – por poner algunos ejemplos – en nuestro deporte estos avances se producen muy lentamente.
Hay temas tabú como la homosexualidad o estereotipos sobre la mujer que todavía están muy presentes en el fútbol. Echen un vistazo a los estadios, a las retransmisiones deportivas, a los vestuarios o a los despachos y extraigan sus propias conclusiones.
Tengo la esperanza de que los chicos y chicas jóvenes y preparados que llegamos desde abajo podamos desde ya poner el foco en estos aspectos cruciales. No es tanto por una convicción personal de nuestra generación, sino por abordar cuestiones como la reputación de marca, el posicionamiento, la construcción de valores del club, el futuro del fútbol o el impacto social de nuestro deporte.
Tenemos la capacidad de movilizar a miles de personas de manera orgánica, así que seamos conscientes del gran poder y responsabilidad que manejamos y aprovechémoslo para sumar.
3. Cultura de club innovadora
– Si algo funciona bien, no lo toques.
– Esto se ha hecho siempre así.
– No hay tiempo para cambiar eso.
– Si sale mal, no quiero saber nada.
Podríamos escribir muchas más frases, pero todas se resumen en lo mismo: la cultura del miedo y el conformismo. Soy más de pensar que si quieres resultados diferentes, haz cosas diferentes, pero para ello debe existir el clima de trabajo adecuado.
En la zona de confort se vive bien, pero debemos pensar siempre en cómo mejorar, trabajar en esa cultura de la innovación. Las ideas alocadas no son ridículas, al revés. Suelen ser muy útiles para acabar dando con la tecla, para reinventar y mejorar.
No creo que muchos en el Leganés y en la Real Sociedad pensaran hace un tiempo que su estadio se parcelaría en cientos de NFT’s monetizables. O en LALIGA que desarrollarían todo un sistema completo de gamificación para captar datos de valor incalculable. O que en un club de la segunda división italiana se harían mundialmente conocidos por el diseño de sus equipaciones – seguro que sabes de quién hablo –.
Algún día, alguien arriesgó. Seguramente le llamaron loco, pero el club creyó en ese proyecto y ahora todos reconocemos su éxito.
No propongo cambiarlo todo, sería utópico e innecesario. Por supuesto que hay procesos ya optimizados, pero debemos descubrirlos por nosotros mismos. Es aconsejable cuestionarse las cosas porque solo cuando entrenemos el pensamiento crítico podremos descubrir cómo construir nuevos proyectos a partir de la estructura que disponemos. Lo que hoy funciona, algún día podría no servir.
La excelencia
En definitiva, creo que ha llegado el momento de madurar.
Tenemos que dejar atrás esa anticuada visión cortoplacista que fijaba la mirada de manera exclusiva en el césped y apostar por una gestión integral de club. Es un proceso que requiere de propietarios, accionistas y profesionales valientes, formados, íntegros, con voluntad y con ambición.
Tomando el símil futbolístico, se podría decir que estos años la cantera viene pisando fuerte y ha llegado la hora de darles una oportunidad. El aire fresco, sumado a la experiencia y el conocimiento que ya existe en las entidades deportivas, puede ser el tándem perfecto para dar el salto que necesitamos.
Los 42 mejores clubes de España deberían aspirar a ser también los 42 mejores clubes en su área de negocio. ¿A qué esperamos?